Especies invasoras: el reto que enfrenta la Región del Biobío
¿Te has preguntado por qué aparecen plantas o animales extraños en tus campos, ríos o parques? Esa es la señal de una especie invasora. Son organismos que llegan de fuera y se establecen sin control, compitiendo con la flora y fauna local. En el Biobío, su presencia afecta la agricultura, la pesca y los bosques, y cada año cuesta cientos de miles a la economía.
¿Por qué son un problema?
Una especie invasora no solo ocupa espacio; cambia todo el equilibrio del ecosistema. Por ejemplo, la alga Kappaphycus invade las costas y ahoga los pastos marinos que alimentan a peces locales. En tierra, el roble americano crece rápido y desplaza a especies nativas como el coihue. Estas alteraciones reducen la biodiversidad y hacen más vulnerables a plagas y enfermedades.
Además, la gente paga de su bolsillo para controlar estos invasores. Los agricultores tienen que usar más herbicidas contra plantas como la Lantana camara, y los municipios gastan en programas de erradicación de ratas o erizos. Todo eso se traduce en precios más altos para alimentos y menor calidad del agua.
Cómo puedes ayudar a controlar las especies invasoras
Tu participación es clave. Primero, aprende a reconocer los invasores comunes de la zona: la Eucalyptus globulus, el cangrejo rojo o la mariquita asiática. Si los ves, toma una foto y avisa al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) o a la municipalidad. Reportar rápido evita que se propaguen.
Segundo, cuida tus jardines. No plantes especies exóticas sin verificar si son invasoras. Prefiere árboles y arbustos nativos; eso refuerza el hábitat de aves y pequeños mamíferos. Si ya tienes una planta problemática, arráncala antes de que suelte semillas.
Por último, apoya proyectos locales. Hay grupos en Concepción y Los Ángeles que organizan jornadas de limpieza de ríos y bosques. Participar o donar ayuda a financiar barreras físicas y tratamientos biológicos que limitan la expansión.
En resumen, las especies invasoras son una amenaza real pero manejable. Conociendo su impacto y siguiendo pasos simples—reconocer, reportar y sustituir—puedes proteger la riqueza natural del Biobío. Cada acción cuenta, y juntas podemos mantener nuestros ecosistemas saludables para las próximas generaciones.