¿En qué consiste la tarjeta verde y cómo funciona?
En lugar de ser una sanción disciplinaria, la tarjeta verde actúa como un pase para solicitar una revisión de vídeo. Cada equipo cuenta con dos oportunidades por encuentro; cuando el entrenador muestra la tarjeta al árbitro principal, el juego se detiene y se accede a la herramienta Football Video Support (FVS).
El árbitro, asistido por un operador, revisa la jugada mediante diferentes ángulos, pantalla dividida y velocidad variable. Solo se interviene si la repetición revela un error claro y obvio que pueda influir en el resultado: goles, penales, expulsiones o casos de identidad equivocada.
Al contrario del VAR tradicional, el FVS requiere menos personal y equipos, lo que reduce significativamente los gastos y la logística. Por eso la FIFA lo presenta como una solución viable para federaciones con recursos limitados.
Prueba en la U‑20 de Chile 2025 y el futuro del fútbol
La primera puesta en marcha será durante la Copa Mundial Sub‑20 2025, celebrada en Chile. Ese escenario permitirá observar en tiempo real si los entrenadores usan estratégicamente sus dos desafíos, cómo reacciona el cuerpo arbitral y si la fluidez del juego se mantiene.
Pierluigi Collina, presidente del Comité de Árbitros de la FIFA, subrayó que este experimento es “fundamental para que los árbitros puedan trabajar con jóvenes talentos mientras se valida una tecnología más accesible”.
Los analistas deportivos ya señalan que la tarjeta verde introduce un elemento táctico nuevo: decidir el momento exacto para desafiar una decisión puede ser tan decisivo como una sustitución. Los entrenadores tendrán que sopesar la importancia de la jugada frente a la posibilidad de necesitarlos más adelante.
Además, el modelo FVS podría abrir la puerta a que ligas de menor nivel, torneos juveniles y competiciones en países en desarrollo cuenten con apoyo de vídeo sin incurrir en los elevados costes del VAR. Eso significa que, a largo plazo, más partidos alrededor del planeta podrían beneficiarse de decisiones más precisas.
Sin embargo, no todo es consenso. Algunos críticos temen que el poder de revisión añadido a los entrenadores pueda generar disputas prolongadas o ralentizar el ritmo del juego. Otros cuestionan si dos desafíos son suficientes para cubrir todas las situaciones polémicas en partidos de alta intensidad.
El próximo año será decisivo: los resultados de la prueba en Chile servirán de base para decidir si la tarjeta verde se incorpora de forma permanente en competiciones senior, como la Copa del Mundo o las principales ligas europeas. Si la experiencia resulta positiva, podríamos estar al borde de una nueva era donde la justicia en el fútbol sea más uniforme y, sobre todo, más accesible para todos los participantes.