
Un temporal paraliza el Monumental y la expectativa
El duelo entre Atlético Tucumán y Independiente era uno de los platos fuertes del calendario en la Liga Profesional. Sin embargo, la lluvia no perdonó en Tucumán y el Estadio Monumental Presidente José Fierro amaneció bajo un diluvio. El césped no resistió: charcos por todos lados, botes de agua en cada rincón y la pelota ni siquiera rodaba en el círculo central. Árbitros y dirigentes no tardaron en darse cuenta de que jugar así era impensable.
El entrenador local Lucas Pusineri lo decía claro y sin rodeos: “La pelota no se movía, hubiera sido una locura intentar jugar”. Desde Independiente, su presidente Néstor Grindetti coincidía: “No vamos a poner en riesgo a los futbolistas por más que el partido sea importante”. Así que no hubo polémicas, ni protestas: todos sabían que lo primero era el bienestar de los jugadores.

Momento deportivo, estadísticas recientes y desafíos de calendario
Lo más curioso es que el partido llegaba en un momento de contrastes. Atlético Tucumán, con solo una victoria en los últimos siete partidos, vivía horas bajas. Eso se traducía en su decimotercer puesto en la tabla y en la presión de su afición, que esperaba una reacción nada menos que ante el puntero.
Independiente llegaba lanzado, líder absoluto tras sumar ocho victorias en trece fechas. El Rojo veía en este encuentro la oportunidad ideal para estirar su ventaja y consolidarse en la cima, pero ahora tendrá que reordenar su agenda. Sus próximos retos son ante Riestra y Central Córdoba, y el receso imprevisto obligará a repensar toda la preparación.
En cuanto al historial, los números muestran paridad y algunos piques extras: de 22 enfrentamientos, Tucumán ganó 11 y el Rojo 8, con 28 goles tucumanos y 23 de Independiente en esa secuencia. El último cara a cara, celebrado en diciembre pasado, lo ganó Independiente ajustadamente por 2-1, lo que demuestra lo parejo que suele ser este cruce.
Los tucumanos intentaban aferrarse a su velocidad y a la esperanza que traía Mateo Coronel, quien reconocía días atrás que el grupo iba en línea ascendente mientras soñaba con dar la campanada ante el primero del campeonato. Sin embargo, esa chance deberá esperar.
El verdadero dolor de cabeza llega ahora para la organización: toca buscarle fecha a este partido en un calendario saturado. Atlético tiene compromisos por Copa Argentina, mientras Independiente tampoco puede ceder días entre la liga y su propia agenda. La reprogramación exigirá malabares y algún que otro sacrificio de ambos lados.
¿Cuándo se disputará finalmente este choque que tantos esperaban? Nadie lo sabe hoy. Pero queda claro que, ni la pasión ni la importancia en la tabla, pueden más que la fuerza de la naturaleza y el sentido común cuando la seguridad está en juego.
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